Ella se ponía el mundo por montera con tanta naturalidad que si hubiera actuado de otro modo habría perdido la frescura, la lozanía y hasta el atractivo que todos descubríamos en su cara flacucha de ojos grandes. Andaba entre nosotros con trancos largos, desprejuiciados, y vestía ropas tan escasas como su vergüenza. Supongo que sabía que, al doblar la espalda sobre una flor, un niño o un perro abandonado la blusa se le abría, llovida, sobre la libertad de sus pechos procaces que encendían el aire. Las ansias por vivir la embellecían, lo mismo que el cabello enmarañado. Todo, en ella, brillaba como la luz de una estrella. Siempre parecía enamorada: del día, porque estallaba en brillos; del agua, porque cantaba; del aire, porque le susurraba al oído secretos que los muchachos jamás llegamos a entender; todo le procuraba placer. Hasta que una tarde, sin que apenas nos diésemos cuenta, unos ojos con grilletes, se la llevaron lejos y todos los que la amábamos quedamos desconcertados. Supimos, sin embargo, que tuvo novio y que, tiempo después, se liberó en otro cielo que no era el nuestro. Dicen que por un tiempo anduvo sola, lánguida por demás, apagada, con los mismos trancos de siempre aunque no tan largos, el mismo pelo, la misma blusa aunque no tan corta y una sonrisa triste. Me imagino que también ella extrañaría el barrio. Que le faltaría, tal vez, nuestro homenaje de admiración furtiva, nuestro tímido deseo retoñado a diario por la fantasía de robarle un beso, no sé, tal vez ella también se dio cuenta de lo que dejaba atrás, pero no supo volver. Y yo, bastante más inocente de lo que hubiese querido, tardé, todavía algunos años, en darme cuenta de que aquella chica, de la que ni siquiera puedo recordar el nombre, fue lo más puro y fresco de mi primera juventud.
fresco, claro y cuánto más dice con lo que dice……
Precioso, ¿Quien no tiene el recuerdo de aquella moza del barrio que a todos tenía enamorados?
Es verdad ¿quién no? – Gracias por tu comentario.
ulimina la memoria colectiva, y nos retrotrae a los mejores sentimientos del hombre. GRACIAS.
Obviamente volví a leerlo y ahora lo entendí mejor. Me pareció muy bello. Abrazos!!!!
cuantas cosas que nunca supe de vos……………
Un relato precioso, el ritmo de su lectura evidencia que el estilo de su autor es indiiscutiblemente digno de admiración y respeto. Gracias por disfrutar algo tan bello, una historia muy común, pero que pocos la pudieran contar asi. !Bellisima!