¡Qué poco sabemos los hombres de rosas!
¡Que poco sabemos del pálido aliento
que merma su brillo!
¡Qué poco asumimos del silencio frágil
que como un cuchillo
cercena sus galas, sus risas, sus cosas!
¡Qué poco sabemos los hombres de rosas!
¡Qué poco sabemos de sorber sus gotas
de miedo, de espanto!
¡Qué poco advertimos del leve suspiro
y apagado llanto
que vierten las alas de sus mariposas!
¡Qué poco sabemos los hombres de rosas!
¡Qué poco sabemos de pétalos suaves
a merced del viento!
¡Que poco sufrimos sobre nuestras carnes
el padecimiento
de esa flor que a veces se deshoja a solas!
¡Qué poco sabemos los hombres de rosas!
¡Qué poco sabemos!
Felipe Grisolía – 2015