1
Pobres son las razones de los cañones y de las balas
que excedidos de empeños hasta a los sueños cortan las alas.
El temor a la guerra cubre la tierra de oscuridad
y es preciso este canto si está en quebranto la humanidad.
Ya no alegran las flores con sus colores la inmensidad
ni se sienten seguras muchas culturas con su heredad.
Solo somos iguales en los eriales del camposanto:
un manojo de huesos tras los decesos y el desencanto.
Ya no siembran jazmines en los jardines de las corralas
ni se escuchan saetas de los poetas por la ciudad
porque duermen los versos como dispersos por un espanto.
2
Quiero con este canto correr un manto sobre el dolor,
porque sé que la vida no está reñida con el amor.
Quiero con mi salmodia, por la concordia, romper mi lanza
porque caigan los muros, tristes y oscuros, sin más tardanza.
Quiero un mundo sin guerras, ni suertes perras. Quiero una alianza
que armonice segura tanta locura sin desconfianza.
Quiero ver la Paloma sobre una loma volar vivaz
mientras tañen campanas, ultramundanas, por su solaz.
Quiero, en fin, un futuro dulce y seguro sin tanto horror,
porque siendo poeta, guardo secreta cierta esperanza
de que aclare la pluma, la oscura bruma de un mundo en paz.